Quizás debería haber empezado por acá.

Denusoide
6 min readMay 6, 2021

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Quizás debería haber empezado por acá, por pasar en limpio lo que realmente eras y me hiciste sentir. Por ser sincera conmigo. Porque es mentira. Es mentira que no lo sabía, que no lo sentía. Es mentira que no me hubiera pasado por la cabeza la idea de que sucediera. Es mentira que no lo podía explicar. Siempre supe. Siempre pude. Pero no quería. Exponerlo era volverlo real, y ni el mundo, ni vos ni yo no estábamos listos para que lo fuera.

A veces las cosas solo pueden suceder cabeza adentro, corazón adentro, cuadernos adentro. A veces las cosas no tienen lugar en otro lado. Y yo sentía eso, que lo nuestro no tenía lugar en el mundo real, pero, así y todo, necesitaba un lugar. Lo nuestro nos necesitaba y nosotros necesitábamos lo nuestro. Fue tan necesario que de esa forma particular, nos lo regalamos, y eso quizás habla de nuestra valentía.

Quizás debería haber empezado por acá, por decir que vos, que tenías todo para perder y nada para ganar te animaste a Nuestra historia mucho más que yo creando para ella un escenario perfecto. Le diste vida Nuestra historia que no fue, no es ni va a ser en el mundo real, pero que fue, es y va a ser siempre en Nuestro mundo. Un mundo cuya avenida principal es La 9 de julio. Donde en el cruce con Av. Corrientes vos me esperas arriba del auto, donde me buscas y me dejas. Dónde estás. Donde estoy. En esa esquina donde Nuestra historia que no es, se vuelve realidad.

Quizás debería haber empezado por acá. Confesando que fue tu falta de respeto fue lo que hizo la diferencia desde el día uno. ¿cómo no se me ocurrió que podías llegar a desacomodarme las bases y la vida? ¿Cómo no me di cuenta que ya lo estabas haciendo? ¿Cómo no se me ocurrió que podías ser capaz de todo? De haber empezado por acá, quizás nos hubiésemos ahorrado muchas cosas. Pero no, no empecé por acá, empecé por justificar ante vos el hecho de haberme sentado a escribirte un sin fin de palabras casi sin conocerte usándote como depósito de mis historias impronunciables.

Quizás, debería haber empezado por acá, por contarte que la intensidad es algo inherente a mi, tanto que, aún sin amor de amar yo necesitaba que supieras cuánto deseaba que el cruce de La 9 de julio y Av. Corrientes fuera nuestra esquina para siempre. Que después de mucho tiempo, sentía un lugar de pertenencia con una parte de la ciudad que me abrigaba a diario pero que por lo general me daba la sensación de estar perdida. Y fue gracias a vos que yo encontré en ella mi ruta. Que fue esa vez en la que me dijiste que tenías miedo de cruzarme por ahí y no reconocerme la que me hizo sentir que, esa esquina, tenía que ser nuestra y que yo iba a pertenecer a ella siempre. Yo estaba tan perdida, que hasta ese entonces, no me atemorizaba pasar desapercibida por la vida, ni vivir en el anonimato, no me aterraba no tener un lugar en la ciudad, pero ese día me desbloqueaste un nuevo miedo: El miedo de no saber dónde quedaba mi kilómetro cero, el miedo a pasar desapercibida por mi vida, o la tuya, y eso si que no lo quería.

Quizás debería haber empezado por acá pero en ese momento no se me figuró. Así que acordamos un encuentro en nuestra esquina y te esperé en el sol del pleno invierno, y elegí no mirarte a los ojos muy a conciencia… Porque es mentira, es mentira que no me di cuenta, es mentira que no sabía…Sabía (y siempre supe) que si lo hacía se esfumaría toda posibilidad de que no te dieras cuenta que con Nuestra historia en el mundo que inventaste me estabas devolviendo a la realidad. No ibas a tardar mucho en avivarte, y entender que estaba eligiendo no amarte, porque sabía que iba a salir lastimada. No ibas a demorar en enterarte todo lo que yo sabía y no te decía para que no existiéramos en otro lado que no sea en La 9 de julio. Entonces quizás debería haber empezado por acá, pero no lo hice porque a veces me protejo ¿sabes?

Quizás debería haber empezado por acá, pero me pareció importuno que supieras que demoré con excusas banales nuestro encuentro porque estaba segura que el día que sucediera te ibas a instalar en mi vida para siempre. Así que mejor empecé por simplemente regalarte esas excusas, sin explicarse qué era lo que escondían y por qué te las decía. Sin contarte que mi mente se las pronunciaba a diario para explicarme y convencerme de que era mejor no cruzarse las miradas, que era mejor dejar a La 9 de julio en paz, siendo solo víctima del tráfico y no de dos locos fortuitos que se encuentran y se esquivan en la calle más transitada de la ciudad, con la ilusión de que no los descubran queriéndose sin razones para hacerlo. Quizás lo de las razones no sea tan así, y nos sobraban motivos pero… quizás debería haber empezado… no, mejor no.

Quizás debería haber empezado por acá… por contarte que te quiero. Que te quise. Que quizás te quiera siempre. Que no sé por qué lo hago, pero lo hago. Que muchas veces sentí culpa por hacerlo… una culpa que se esfumaba cuando sin decirlo, vos también me hacías saber que me querías, que me querés. Porque de los dos yo era la que decía, de los dos yo soy la que digo, y vos callas, vos callabas. Cada cual atendiendo su juego, que no es el del Don priulero pero bien podría. Debería haber aprendido a callar como vos aprendiste a hablar. Y quizás lo hice y por eso ahora estoy entendiendo que quizás debería haber empezado por acá.

Quizás debería haber empezado por acá, haciéndote saber que no me iba a importar lo que hicieras, lo que dijeras o callaras, que no me importaba el juego que quisieras jugar. Que no me importaba porque yo ya tenía decidido que habías estacionado en nuestra esquina para no salir de ahí jamás, o al menos, por un largo tiempo… Porque si lo que hacías ibas a hacerme mucho mal, y mi sistema inmune me iba a proteger del dolor auto- engañándome, convenciéndome a mí misma que nada era lo suficientemente malo para ganarle a todo lo bueno que le habías traído a mi vida. Que, pensándolo objetivamente, no sé si puedo listar todo lo bueno que le trajiste a mi vida, porque no sé si existan hechos concretos… quizás fue un simple quiebre, una nueva oleada o corriente de pensamiento. Quizás debería haber empezado por acá.

Quizás debería haber empezado por acá, por amigarme con esa idea… Con esa sensación primitiva e inicial que se esbozó el día que apareciste sabiendo que si entrabas, no ibas a salir. Con la certeza de que, si te dejaba entrar, muy probablemente no iba a poder sacarte nunca. O quizás debería haber sido más sincera conmigo y asumir que algún día iba a tener que perdonarme de antemano por todas las veces que elegiría perdonarte a vos, incluso sin que me pidas perdón.

Quizás debería haber empezado por acá, pero no lo hice, empecé por donde empecé. Empezamos donde empezamos y ahora estamos donde estamos, que no es poco, pero tampoco sé si es suficiente. Pero es mentira. porque si lo sé: no lo es. Es tan insuficiente que todavía busco excusas para pensarte a través de mis palabras, para usarlas dedicándotelas, para aplicarlas a nuestros espacios y nuestras historias. Es tan insuficiente, que uso las palabras para llenar el vacío que me queda todas esas veces en las que cruzo La 9 de Julio sin encontrarte en nuestra esquina, o aquellas en las que te perdono por cosas que siquiera vos sabes que hiciste. Es tan insuficiente, que las uso hasta para cuestionarme por qué desperdicié tantas veces las palabras en excusas cuando bien sabía y supe siempre que, quizás, debería haber empezado por acá.

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Denusoide

Nacida bajo el signo de escorpio, diría que eso dice más bien nada, pero dice un montón. Escritora en proceso, bailarina de alma y un poco abogada.