El tesoro

Denusoide
4 min readApr 17, 2021

--

No.

Esta no es tu zona de confort. Es la mía. Yo estoy acostumbrado a revolcarme en la mierda. La mierda parece ser mi lugar. El fondo. Lo oscuro. Esos sitios que nadie quiere habitar son en los que más cómodo me siento.

No.

Este no es tu lugar paradisíaco. La playa en la que te soles sentar a ver el atardecer queda muy lejos de este bosque encantado, ensordecedor e infinito, digno de una película de Tim Burton, en el que estoy ahora.

Acá en el fondo del pozo, no cambió nada a cuando habitaba en la superficie. Acá, en el fondo del pozo y al igual que en esos tiempos, paso todo el día pensando en vos mientras me pregunto ¿Qué hay de malo en todo eso?. PASO TODO EL DIA pensando en vos, ¿se entiende?. Y vos, con mucha razón pensas que pierdo el tiempo.

No.

Ya no tengo valor para preguntarte nada. Está todo demasiado oscuro. Todo es demasiado triste y me siento demasiado solo como para tolerar cualquier respuesta que no sea la que quiero.

No.

Mejor no digas nada, porque todo me recuerda a ese día en que todavía habitábamos la misma e infinita ciudad y, de casualidad, nos encontramos en el semáforo de La 9 de julio donde tuvimos esa charla que lo cambió todo para ambos:

-Perdón si estoy de nuevo acá. Pensé que habías preguntado por mi…- Te dije

-Me gusta estar de nuevo acá. Aunque no hayas preguntado por mi…- contestaste, pensando que de verdad podría molestarme encontrarte en la esquina más esquiva de la ciudad de la furia. ¡Pensando que de verdad podría molestarme encontrarte!

Voy a quedarme un poco acá (…)- atiné a decirte, con el afán de que sepas que si querías quedarte, eras bienvenida. Con la intención de que sepas que, ese lugar era nuestro si vos querías. Con la intención de que sepas… que sepas algo.

Pero vi tu cara. Te noté insegura y temerosa. Y lo noté porque es algo que no te caracteriza. Vos sos valiente, vos no tenes miedo. Pero ese día si tenías, tenías miedo al fracaso, a que nada de lo que surgiera del asfalto de nuestra calle te hiciera bien, así que me apuré a decirte.

-(…), y cuidarte siempre a vos en la derrota-

Del epicentro de mis miedos salió esa confesión que aún hoy, me pregunto cómo tuve el valor de pronunciar. Lo hice en la esquina más caminada por nosotros, por ellos, por todos. Lo hice a la vista de la muchedumbre ensimismada que transita como robots por una ciudad que no duerme, y quizás fue por eso que no me pareció tan grave… que me sentí escudado.

Pero fue lo peor que pude haber hecho

No.

Claro que no te quedaste. Y yo me sumergí en un pozo hecho con paredes del color de tu despojo. Me hundí hasta el fondo, porque es desde el fondo, que tu brillo se ve más incandescente, se siente más fuerte, se huele luminoso.

No.

No es un lugar muy tentador si te lo cuento así, pero desde acá, al menos te entiendo. Desde acá comprendo por qué tus atardeceres griegos son más lindos que los bosques de las películas de Tim Burton. Entiendo que el contraste hace la diferencia, y que cuando te revolcás en la mierda una vez, todo lo demás se vuelve un tesoro.

No.

No puede ser.

Pero es.

Sos.

Si.

Ahí estás vos. Te veo y me aterra

No.

¡Alejate del borde!- ¡Te vas a caer! y yo no lo podría soportar….

Si.

Te veo caer. Me siento culpable, y mi cabeza me castiga repitiendo una y otra vez “ El tesoro se está hundiendo…”Te vi inconsciente. Me vi más en la mierda que antes. Pero me tranquilizo cuando te escucho decir: – Perdón si estoy de nuevo acá…-Pensé que habías preguntado por mi- Te respondo lo más rapido que puedo. (y claramente lo hiciste, sino ¿Cómo me encontraste? ¿Cómo sabías que estaba acá abajo?)Me gusta estar de nuevo acá- contestás.

Y te entiendo. Vos estuviste acá mucho antes, porque la mierda tuvo tu nombre mucho antes que el mío y viste al tesoro hundirse mucho antes que yo.

Si.

Por eso sabías dónde estaba y te tiraste con confianza. Por eso te gustan las playas y odias los bosques. Por eso te gustan los atardeceres y odias a Tim Burton.

-Voy a quedarme un poco acá (…)- y antes de dejarme seguir lo decis vos: -Y cuidarte siempre a vos en la derrota. Hasta el final-

El final.

Recomiendo leer este relato escuchando “El Tesoro” de El mató a un policía motorizado.

--

--

Denusoide

Nacida bajo el signo de escorpio, diría que eso dice más bien nada, pero dice un montón. Escritora en proceso, bailarina de alma y un poco abogada.